El internet y la libertad de expresión

Junto con la libertad de expresión, el internet y las redes sociales llegó la autocensura una acción que es mucho más compleja que la censura tradicional; ahora de las mil 500 a dos mil palabras que un humano normal conoce para comunicarse, un porcentaje de ellas manejan u sesgo de género y otra parte ya no son de uso libre porque ya no se ajustan a determinados planteamientos políticos, morales o religiosos.

Una persona cuenta en su haber con unas 20 mil palabras activas y unas 40 mil pasivas, por lo que puede decir las mismas cosas usando palabras o estructuras de comunicación más complejas pero sin sacrificar claridad.

El internet también trajo numerosas ventajas que no se están aprovechando del todo, escritores nuevos con plataformas gratuitas para proyectarse, 'youtubers' e 'influencers' como autopromotores de su imagen y proyectos, que arrebataron el poder a los de la TV y editoriales, y los poderosos medios tradicionales.

Con todo ese poder llegó otro miedo de actualidad, el miedo a ser aquel que todos señalan o comentan sobre él en las redes, el nuevo 'gentleman', o la 'lady' en turno; ahora no solo hay que medir cada palabra que se vierte en las redes, sino que hay que conducirse por la vida de tal manera que el ojo que todo lo registra no capte algún desliz que se pueda viralizar. Ya debe haber nombre para esta nueva fobia.

Aunque también hay gente que no se piensa dos veces antes de compartir algo que puede resultar ofensivo para algún grupo o alguna persona, actores que parecían olvidados de pronto saltan a la vista con una frase o una idea estrafalaria u ofensiva para alguien, dicha en un momento inapropiado, que propician el llamado linchamiento digital.

Las personas deben fijarse límites, tener una filosofía de vida y regirse por ella, conocer hasta donde llega su libertad de expresión y cuando esta sale de lo que es sano y lo saludable. Conocer también sus derechos y obligaciones en la vida digital actual, de manera que puedan comunicarse de manera abierta con sus contactos de redes sin el temor de cometer el tan temido desliz.