"La Picosita", donde se cierne la tragedia


El infierno en la cañada del Ángel de la Guarda, una demarcación en las inmediaciones de la Colonia 89, que es por mucho el lugar con mayor densidad de crimen y violencia de la ciudad de Ensenada  


POR JORGE L. MARTINEZ

Ensenada, B.C. / Está de más repetir que ayer una niña de 10 años llamada Guadalupe se colgó hasta morir de una sábana en su casa, en un asentamiento irregular conocido como "La Picosita". Un caso inédito en la ciudad de Ensenada, México por la edad de la menor, sin embargo apenas fue noticia.

Voy a escribir, más como una llamada de atención a las autoridades municipales, estatales y federales, y porqué no a las internacionales como la Organización de las Naciones Unidad, (ONU) y derechos humanos; a esos medios que se dicen "locales" que, al no haber cubierto la nota, estuvieron tal vez a la espera del escueto boletín de la PGR, a la "versión oficial" que dirá lo de siempre, que va muy avanzado el proceso de "regularización" de la zona, pero ¿y mientras?. 

Hoy debió aparecer un editorial serio sobre el tema en los diarios de la ciudad, claro, es más fácil escribir sobre el nuevo Papa y del desempleo y otras irrelevancias, que indagar o pensar porqué una niña tomó esa decisión.

Cierto también que es más rápido y fácil cubrir un accidente, con muertos y todo, en la carretera Transpeninsular, que ir a 'reportear' a una colonia abandonada de las autoridades, una agrupación de casas que nacieron en las márgenes del arroyo que baja de la colonia 89 hasta la prolongación del Libramiento Sur, viviendas hechas sobre cimientos de neumáticos rellenos de tierra, paredes no ya de lámina, que está bien cotizada en las recicladoras, sino de madera vieja y cartón, hogares -si se les puede llamar así- con techos de lona y hojas de palma. Hasta los árboles sirven de vivienda a estas personas.
  

Ahí se cierne la tragedia, ahí en la cañada llamada irónicamente Ángel de la Guarda.

"Vivir aquí es un infierno", confiesa una mujer a la que le mataron un hijo de 23 años, que al no ser escuchada, ella misma lo desenterró a unos metros de su vivienda en diciembre del 2010, el joven tenía más de un mes desaparecido, su cadáver estaba bajo una losa de cemento y cal entre el relleno de los neumáticos.


Un lugar sin nombre

En "La Picosita", llamada así por la cercanía de unos abarrotes con el mismo nombre, el agrupamiento de viviendas que no se conoce con otro nombre porque no está regularizado, crece a la sombra de las torres de alta tensión que tiende la Comisión Federal de Electricidad (CFE), desde donde alambres mantienen en pie soportes que detienen bardas y viejas mantas que protegen del frío, y sobre esas torres de pasan los famosos "diablitos" desde donde los moradores obtienen la electricidad de manera ilegal.

Vecinos del lugar cuentan que por las noches, se escuchan llantos desolados de niños, gritos de padres perdidos por la droga que a golpes tratan de arreglar sus problemas, y la regla es no meterse con la vida de otros, a riesgo de amanecer muerto a puñaladas o golpes, como ya sucedió, o que incendien su vivienda con toda la familia dormida dentro, como también ocurrió, una de las ofendidas puso su demanda ante las autoridades y días después volvieron a incendiar su vivienda. En otro caso un hombre de 50 años murió a golpes por una cuestión de drogas.

Cuentan que desde el mismo asentamiento no puede hacerse nada, salvo ser testigo de todo lo que ahí suceda. Dicen que están ahí por pobreza, hay mucha adicción a la droga y de nada sirve el centro de rehabilitación que desde la misma zona puede verse, nada más cruzando el arroyo. Denuncian que los mismos policías son los que distribuyen la droga, que los padres adictos mandan a sus pequeños, que apenas aprenden a caminar, por los sinuosos senderos de la vecindad, en busca del narcótico para satisfacer su vicio.

A todas horas del día y de la noche se puede oír el bullicio de los niños que juegan entre la basura, ya que el servicio de recolección no se lleva a cabo, son los mismos moradores que queman sus desechos en huecos que hacen entre los muros de contención de llantas.

Entre la basura crecen famélicos los perros, árboles de varios tipos, que en esta temporada reverdecen y atenúan un poco la aridez del paisaje. Quedan entre los escombros decenas de botellas de whisky barato, bolsas amarillas del Calimax, y escremento humano y de animales.

Todo esto sin mencionar lo que sucede en época de lluvia al ser un lugar natural de escurrimiento. Ha habido derrumbes que han puesto en peligro a quienes viven en la parte baja de la cañada.  

No hay mañana

Ahí no hay niños del mañana, esto lo supo bien Guadalupe, que sin más una tarde decidió colgarse para morir, en junio cumpliría 11 años, es trágico, un caso inédito en la ciudad. Algunos la conocían "de vista", mencionan que cuidaba a su hermana de cuatro años que nació con una discapacidad y necesitaba cuidados especiales. Vivía con su madre y su padrastro, un trabajador pasa temporadas largas fuera de casa, por las ocupaciones de la madre la niña quedaba sola al cuidado de la otra menor casi todo el día y parte de la noche.  

Para las personas que viven en la zona de "La Picosita", un lugar que ya trasciende sus límites, es común que los niños pasen solos días enteros y con hambre, que los padres adictos les propinen golpizas sin motivo alguno.

Qué más necesitan las autoridades para actuar en esa zona de la ciudad, desalojar a esta gente de una vez por todas, brindarles un lugar digno para vivir, regularizar sus predios y darles en esa misma zona un lugar seguro donde vivir y que sus niños puedan jugar con la mínima tranquilidad, y todos puedan desarrollarse como comunidad.

En la ciudad hay miles de casas abandonadas en los fraccionamientos de interés social, cientos de lotes baldíos en la zona urbana de la ciudad, que bien pueden servir para la reubicación de este asentamiento.  
Volverá a escucharse el nombre de "La Picosita" en los encabezados de las notas, así ha sido estos últimos años, y mientras la sociedad observa en silencio.

Volverá la SIDUE a pararse el cuello y boletinar que reubicó a tres familias más, pero ¿y las otras 200 que viven ahí? y las autoridades policiales volverán a hacer recuentos y levantar cuerpos, mientras los medios también seguirán callados, guadarán las editoriales y publicarán solo la versión oficial.




Ligas a notas

Crimen en la Picosita, nota de El Vigía

Video sobre la regularización de predios

Desentierra con sus propias manos a su hijo
Se suicida menor/ nota de Ensenada.net

Queman viva a familia / Nota de Ensenada.net

Con fotos y datos de Lorena Lamas
Fotos Cortesía