Al aprender a leer el lenguaje de los edificios el arquitecto aprende a escribir con construcciones, sus edificios comunican sus pensamientos al futuro
Por: Jorge L. Martinez
En la escuela se enseña que la arquitectura es eterna, durante los cinco años de la carrera esto viene implícito, la arquitectura es perdurable, se estudian edificios de hace miles de años, las pirámides y templos egipcios, el coliseo romano, las termas, y se da por hecho que ahí siguen y ahí seguirán.
Hay que detenerse a pensar en todos esos edificios que se fueron, aquellos que no superaron la prueba del tiempo.
Si pudiéramos viajar, conocer esos lugares, ¡oh! decepción, en realidad no son tan fabulosos como lo cuentan los libros o lo muestran las fotos, muchos son ruinas lastimosas, construcciones rudimentarias pero ahí están, de pie. Aunque, si bien se observa, entre las grietas puede verse lo grandiosas que fueron en la antigüedad y aún en ruinas, puede verse su magnitud.
Cuando un arquitecto o alguien necesita dónde vivir, un lugar para rendir culto, realizar fiestas, donde estar construye, por algo la construcción es una de las ocupaciones más antiguas, más estudiadas y medidas de la humanidad. Cualquier ingeniero o arquitecto puede saber cuanto cuesta un clavo y cuanto se paga por ponerlo.
Aquí, en este tiempo y este espacio, ¿qué se construye?, será que al paso de los años los edificios de tablarroca, de bloques de mala calidad perdurarán al igual que las pirámides o el coliseo romano. ¿Estarán ahí esos edificios para hablar de las soluciones arquitectónicas del siglo XXI?
Los egipcios tal vez no se hicieron estas preguntas, para ellos la eternidad era algo palpable, el faraón mismo pensaba que no moriría por ello construyó esos magníficos monumentos como su eterna morada. Al construir en la actualidad, pensamos en la inmediatez, en lo barato, rara vez se piensa en hacer algo para durar, y si se planea así, su costo aumenta cientos de veces.
Es importante encontrar un equilibrio entre hacer edificios costeables, útiles, eficientes y bellos, además de que duren lo máximo posible, hay quienes saben leer lo que dicen los edificios, otros leen sin querer; la arquitectura es aprender a escribir lo que dirán los edificios a sus moradores en las generaciones que vienen.