Abolir el “nacionalismo vegetal”
A pesar que vecinos se opusieron a la destrucción de tres árboles, trabajadores del ayuntamiento los derribaron. |
El interés de profesionales de la arquitectura al aire libre en utilizar planta nativa tiene consecuencias para las especies inducidas o foráneas
POR JORGE L. MARTINEZ@JorgeM4rtinez
En los últimos 20 años la arquitectura del paisaje ha tenido un auge exponencial no solo en la región de Baja California, sino en todo México. Y desde hace ya muchos años en todo el mundo. De la mano de ello, llegó también el interés de los profesionales de la arquitectura al aire libre en la utilización de vegetación nativa o indígena en jardines y parques, práctica que poco a poco transmitieron a la población en general.
Así, en distintos lugares, tanto espacio público como privado, proliferan cactáceas, rosáceas y suculentas, mezcladas con todo tipo de la vegetación mediterránea, lo que en parte es bueno y eleva la calidad de vida de las personas, los jardines lucen verdes todo el año, se integran con facilidad, y no hay utilizar tanta agua para mantenerlos saludables.
A este ritmo del paisaje urbano han ido desapareciendo los ficus benjamina, conocidos también como laurel de la India, que son procedentes de Asia y pueden encontrarse especímenes desde Florida hasta Argentina, este tipo de planta pueden sobrevivir a condiciones extremas hasta en lugares a alturas menores a los 2 mil 500 metros de altura, siempre y cuando no haya nevadas.
Los eucaliptos parece tendrán el mismo destino, su único delito es ser una especie introducida en una zona de la que no es originara; pero que debido a su alta adaptación a las difíciles condiciones de la región, estos ejemplares proliferan casi sin el cuidado de un jardinero.
El pretexto para “desterrar” a este tipo de vegetación, es que sus raíces destruyen pavimentos y banquetas, y su crecimiento desproporcionado afecta el cableado de telecomunicaciones, otros alegan peligrosidad de los eucaliptos en épocas de vientos debido a la caída de ramas sobre automóviles o incluso personas.
Pueden aducirse cientos de excusas para no tener cerca árboles de este tipo, esto no justifica una cierta hostilidad hacia estas y otras especies foráneas. Este es un fenómeno que se ha dado a la par que en los últimos años la sequía ha azotado la región de Baja California.
El término discriminación puede hacerse remontar hasta los inicios del siglo, o las tantas guerras de razas, y la discusión termina donde empieza, en la ley del más fuerte.
Mientras tanto a nivel mundial se invierten enormes sumas en campañas contra el racismo, en las ciudades poco a poco han ido desapareciendo especies exóticas de árboles y otras plantas, que han sido sustituidas por especies endémicas o nativas.
No obstante están justificadas las razones, hay también muchas y variadas razones para mantener árboles altos, del tipo que sea, dentro de la mancha urbana. Por ejemplo regulan la temperatura de los edificios que se encuentran bajo su resguardo o proporcionan sombra que evita que los edificios se sobrecalienten, regulan la velocidad del viento, retienen y limpian el aire contaminado que escapa de los automóviles, atrapan el polvo y evitan que el agua se evapore y el suelo se erosione, y en cierta manera protegen la vegetación que crece bajo su sombra.
El debate entre las plantas nativas y exóticas tiene una larga historia en la biología, y el conocimiento histórico de cómo plantas foráneas se convirtieron en nativas de ha desvanecido a lo largo de los siglos, y plantas que eran llamadas flores inglesas, bien podían ser de la india u algún otro país.
Habría qué replantear el posicionamiento hacia las especies vegetales no nativas, y de ninguna manera priorizar unas sobre otras, a fin de cuentas la tendencia mundial de cambio climático en el mundo terminará por modificar el medio ambiente, y en lugares donde no llovía habrá inundaciones y en otros pasará lo contrario, y sucederá como ha sucedido durante millones de años, sobrevivirán las plantas que se adapten a las nuevas condiciones. Sean del tipo que sean.
En lo personal no veo problema alguno en gente que gusta cultivar y mantener ejemplares de otros países, a fin de cuentas las condiciones específicas para que un grupo de plantas prolifere no depende del gusto de las personas, y solo florecen cuando estas condiciones se dan, o alguien sabe brindarlas, no hay motivo para que, por capricho de unos, o idealismo de otros, estas deban desaparecer o dejar de cultivarse. Habría que evitar en lo posible implantar el “nacionalismo vegetal”.
Lo que sí es un hecho resaltable y a tener en mente por urbanistas, biólogos y población en general es que con el cambio climático lo que el mundo necesita son más árboles y vegetación no menos.
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Así, en distintos lugares, tanto espacio público como privado, proliferan cactáceas, rosáceas y suculentas, mezcladas con todo tipo de la vegetación mediterránea, lo que en parte es bueno y eleva la calidad de vida de las personas, los jardines lucen verdes todo el año, se integran con facilidad, y no hay utilizar tanta agua para mantenerlos saludables.
A este ritmo del paisaje urbano han ido desapareciendo los ficus benjamina, conocidos también como laurel de la India, que son procedentes de Asia y pueden encontrarse especímenes desde Florida hasta Argentina, este tipo de planta pueden sobrevivir a condiciones extremas hasta en lugares a alturas menores a los 2 mil 500 metros de altura, siempre y cuando no haya nevadas.
Los eucaliptos parece tendrán el mismo destino, su único delito es ser una especie introducida en una zona de la que no es originara; pero que debido a su alta adaptación a las difíciles condiciones de la región, estos ejemplares proliferan casi sin el cuidado de un jardinero.
En una reciente remodelación de las instalaciones del Centro Cultural Tijuana se instaló un jardín endémico al lado de las instalaciones de El Cubo. |
La vegetación nativa se adapta con facilidad a cualquier condición dentro de la mancha urbana. FOTO: Silverio Valdez. |
Pueden aducirse cientos de excusas para no tener cerca árboles de este tipo, esto no justifica una cierta hostilidad hacia estas y otras especies foráneas. Este es un fenómeno que se ha dado a la par que en los últimos años la sequía ha azotado la región de Baja California.
El término discriminación puede hacerse remontar hasta los inicios del siglo, o las tantas guerras de razas, y la discusión termina donde empieza, en la ley del más fuerte.
Mientras tanto a nivel mundial se invierten enormes sumas en campañas contra el racismo, en las ciudades poco a poco han ido desapareciendo especies exóticas de árboles y otras plantas, que han sido sustituidas por especies endémicas o nativas.
No obstante están justificadas las razones, hay también muchas y variadas razones para mantener árboles altos, del tipo que sea, dentro de la mancha urbana. Por ejemplo regulan la temperatura de los edificios que se encuentran bajo su resguardo o proporcionan sombra que evita que los edificios se sobrecalienten, regulan la velocidad del viento, retienen y limpian el aire contaminado que escapa de los automóviles, atrapan el polvo y evitan que el agua se evapore y el suelo se erosione, y en cierta manera protegen la vegetación que crece bajo su sombra.
El debate entre las plantas nativas y exóticas tiene una larga historia en la biología, y el conocimiento histórico de cómo plantas foráneas se convirtieron en nativas de ha desvanecido a lo largo de los siglos, y plantas que eran llamadas flores inglesas, bien podían ser de la india u algún otro país.
Las cactáceas tienen un encanto dificil de describir. Foto:Silverio Valdez. |
Habría qué replantear el posicionamiento hacia las especies vegetales no nativas, y de ninguna manera priorizar unas sobre otras, a fin de cuentas la tendencia mundial de cambio climático en el mundo terminará por modificar el medio ambiente, y en lugares donde no llovía habrá inundaciones y en otros pasará lo contrario, y sucederá como ha sucedido durante millones de años, sobrevivirán las plantas que se adapten a las nuevas condiciones. Sean del tipo que sean.
En lo personal no veo problema alguno en gente que gusta cultivar y mantener ejemplares de otros países, a fin de cuentas las condiciones específicas para que un grupo de plantas prolifere no depende del gusto de las personas, y solo florecen cuando estas condiciones se dan, o alguien sabe brindarlas, no hay motivo para que, por capricho de unos, o idealismo de otros, estas deban desaparecer o dejar de cultivarse. Habría que evitar en lo posible implantar el “nacionalismo vegetal”.
Lo que sí es un hecho resaltable y a tener en mente por urbanistas, biólogos y población en general es que con el cambio climático lo que el mundo necesita son más árboles y vegetación no menos.
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