Forma/Función ó Función/Forma

Un binomio en el cual el orden de los factores puede alterar fuertemente el producto, en el primer término la apariencia obtiene prioridad y se convierte en un objeto con más apego al diálogo artístico, a la inversa esto se desenvuelve alrededor de la razón, la lógica y parámetros
EL PUENTE DEL CET-MAR es un ejemplo en el que la forma y la función se integran, en armonía, y el resultado queda a la vista, el proyectista logró su cometido.


POR ROGERIO QUINTEROroger_gnr@hotmail.com

Ensenada, B.C.

Hace ya 90 años del deceso de un personaje que planteó un tema de particular importancia, alguien que le dio apariencia a la actividad que se desenvuelve en el interior de un edificio.



Qué forma tan compleja tan solo decir: “La forma sigue a la función”. Ese personaje con forma humana, llevaba el nombre de Louis Sullivan nacido en Boston, Massachusetts, Estados Unidos, en el año de 1856 y dejó de “funcionar” en Chicago el 14 de abril de 1924.

La Ciudad de los vientos, es la que le sirve a Sullivan como material para moldear su aportación a la Arquitectura. Una contribución teórica no siempre llega a través de haber digerido un montón de letras; hay claros ejemplos en los que la trayectoria práctica brinda la facilidad de asentar una idea acerca del oficio. Este Arquitecto construyó más de 100 edificios en conjunto con el alemán Dankmar Adler en Chicago, y otra de sus grandes construcciones fue el reconocimiento de Frank Lloyd Wright como su verdadero maestro, el mismo Wright que Juan O ‘gorman proclama como el Arquitecto más importante del mundo hablando de arquitectura moderna.

¿Cómo algo que está tan cerca de cumplir cien años, puede seguir tan latente y que aún siga de moda? Forma y función es un binomio en el cual el orden de los factores puede alterar fuertemente el producto, dado que si se formula de la manera en que encabeza este texto, la apariencia obtiene prioridad y se convierte en un objeto con más apego al diálogo artístico, sea por su ausencia de mecanicismo o su oportunidad al capricho. Si invertimos el enunciado, la conversación se desenvuelve alrededor de la razón, la lógica y parámetros; muchos parámetros, que exhiben en una misma grandeza, eficiencia y rigidez espacial.

Se sabe que en un binomio el signo que separa sus términos puede ser suma o resta, pero en este caso no puede existir la resta, porque aunque partamos de un “ismo” consecuente de función resultará siempre una forma, y si el partido lleva con antelación forma, debe funcionar. Porque ciertamente al anteponer cualquiera de los vocablos caemos en una tendencia de la que se desprenden otras, llamémosle “funcionalismo” o “formalismo”.

Lo curioso es que ambas corrientes parten de la misma necesidad básica humana: brindar refugio; de esto es posible entender que ése es el motor de la Arquitectura. En la publicación de Marc-Antoine Laugier en 1755 para la segunda edición de su Ensayo de Arquitectura, incluye una imagen del edificio primitivo donde destaca los elementos esenciales de una edificación: columnas, vigas y cubierta. De lo que podemos deducir que la necesidad es la función que estamos buscando y la forma resulta de los elementos que usemos y la disposición en que se compone.


Una manera muy rápida de establecer las diferencias los vocablos es diciendo: forma es lo que puede ser y función es lo que tiene que ser. Indudablemente existen más divergencias entre los términos, uno de ellos es el que defiende O’ gorman en una publicación para Cemento Tolteca, donde expone: "En vez de tanto adorno inútil (porque nadie, ni el propietario ni el autor mismo se engaña de que con tal ambiente es colonial, a menos de que con 'colonial' quiera decirse que la casa está en la Colonia Roma o en la Colonia Industrial) en vez de tanto adorno inútil, empléese parte del dinero que cuestan las caretas, los postizos y las bambalinas, en construir sólidamente la casa".

La otra parte del dinero empléese en libros, en viajes, en ahorros, en seguros, en colegiaturas –en tantas cosas verdaderamente útiles y agradables.” ¿Será correcto pensar que el formalismo tomará más recurso económico en materializarse que el funcionalismo? 

Citando a otro de los grandes Arquitectos actuales, el inglés Norman Foster que muy sabiamente establece “un edificio funcionalista no tiene porqué ser feo”, ¿Entonces qué es lo correcto? ¿Cómo es posible que este binomio sea igual a cero?

La respuesta está en dos preguntas: ¿Cómo funciona la forma? Y, ¿de qué forma funciona?; Encontrar la naturaleza de la función y de la forma es lo más importante. Ya que la función tiene varias escalas y razones de ser, funcionar dentro de un contexto, que un contexto funcione dentro. La forma es lo más fácil y lo más difícil su carácter infinito; ¿las funciones también lo serán?

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El autor es arquitecto, vive en la ciudad de Ensenada. 

Fotos: Silverio Valdez, también arquitecto.